Fue la primera vez que se daba una final entre clubes vascos desde 1927, cuando se enfrentaron el Real Unión y el Arenas de Getxo. En la recta final de la temporada el equipo tuvo opciones de luchar por un puesto de Europa League, pero los malos resultados en partidos clave echaron por tierra cualquier posibilidad, y finalmente concluyeron la liga en decimoprimera posición con 51 puntos.